Alrededor de 80.000 niños se queman cada año, siendo las quemaduras provocadas por líquidos calientes las que figuran con un mayor número de casos, alcanzando cerca de la mitad, seguida por objetos (40%) y por el fuego (3%). Esto significa que más de la mitad de los niños menores de 5 años sufre algún tipo de quemadura en Chile, según Coaniquem.
“Lamentablemente en invierno tenemos un aumento de quemaduras tanto por agua caliente (té, café, mamaderas, sopas), como por objetos calientes y este año, en comparación a años anteriores, hemos tenido quemados graves además por fuego”, señala la Dra. Nicole Roldán, cirujana infantil de Clínica Imet, respecto a los casos que ha visto en Magallanes.
Según explica, los niños menores de 2 años en general sufren quemaduras en las manos y tronco, debido a su interés natural en esta etapa de explorar; por lo que tocan objetos calientes, se los echan a la boca y tiran de cualquier cable o cuerda que vean. “Por ejemplo, cuando los papás o los cuidadores los cogen en brazos y toman once con ellos, el niño puede jugar con la cuchara o tirar de la bolsa del té, provocando el volcamiento de líquidos calientes”, señala en el Diario El Pingüino.
Frente a una quemadura, la Dra. Roldán señala que lo primero que hay que hacer es retirar la ropa que esté mojada con el agua caliente o que esté en contacto con la zona quemada. Aplicar agua tibia o fría de la llave (no congelada porque genera un cambio de temperatura muy grande) y evitar colocar algún tipo de crema, ungüento o alimento que puede terminar infectando o profundizando la herida.
“La diferencia principal que tiene un niño respecto al adulto es que el niño está en crecimiento, por lo tanto, la piel que se regenera en una zona quemada muchas veces no crece a la misma rapidez que la piel sana. En un niño de 2 años que se quema la manito de manera intermedia o profunda, probablemente la piel afectada crezca más lento, generando una retracción y en ese caso habrá que hacerle algunas cirugías a lo largo de su vida hasta que alcance el crecimiento completo”, explica.
El llamado de la Dra. Roldán es a la prevención: por ejemplo, con los hervidores y objetos calientes que deben estar fuera del alcance de los niños. “Cuando coman o tomen once, ojalá los niños estén en un asiento aparte o si lo tienen que cuidar en brazos, que el cuidador no esté comiendo o tomando té justo en ese momento”, al mismo tiempo que pone énfasis en la importancia de que el menor sea visto lo antes posible por un profesional de la salud en algún servicio de urgencia.